sábado, 9 de octubre de 2010

La paradoja de la indecisión y el tiempo.

Estoy absorbiendo pedazos de historia que siento que me van formando, que me van modelando como una estatua. Cada parte de mí va naciendo, creciendo y desarrollándose. Y cada parte es historia.

Y me choco, involuntariamente, con el futuro, el pasado, el presente y su interminable debate. Eterno retorno, presente continuo, somos solo una colección de recuerdos, cada segundo es el futuro.

No sé que elegir, pero me voy formando, eso no sé en que tiempo esta. El pensamiento filosófico me insta a tomar partido, y aparece, como paradoja, una perplejidad intelectual que me deja inmóvil.

La forma de seguir el camino es imposible de determinar para mí, sin embargo, esa indeterminación no puede ser pragmática y aquí radica el problema de la indecisión: uno al no elegir, elige, por eso somos historia y la historia nos va formando.

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