lunes, 18 de octubre de 2010

Ventanas abiertas

Es increíble cuanto puede guardarse dentro de una caja, o un baúl o en el centro de la tierra. Es más de lo que uno cree. Las cosas guardadas, cuando ven la luz, se despliegan en una suerte de efecto dominó alucinante, que arranca desde dentro de la caja, baúl o centro de la tierra y toma rumbos insospechados, en el fluir propio que las emparenta con el agua.

Yo tengo una caja en la cabeza en la que guarde unas pocas cosas que se reprodujeron con furia y se hicieron incontenibles. Ellas llenaron mi habitación y perfumaron el ambiente, abrieron la ventana y siguieron camino.

Alguien más, que me llama a menudo, tiene su casa llena de cajas. De sus cajas salen colores y los colores pintan habitaciones, abren ventanas y se van.

Curiosamente, el centro de la tierra es una caja que guarda recuerdos. Los duendes subterráneos hablan conmigo a veces y me cuentan como ven escurrirse memorias de los herméticos baúles.

“El destino de los recuerdos es abrir ventanas e irse” me dijo un sabio de la montaña. Yo recolecto ideas y no las guardo, previendo el fatal destino de todo lo guardado. Las memorias me envuelven y soy yo ahora el que esta dispuesto a salirse, abrir ventanas y escaparse.

Tengo en una mano la llave que me encierra completamente y en la otra una esperanza de libertad. Estoy dispuesto a quedarme aquí si los libres requieren de mi el sacrificio, o puedo también formar parte, pensarme y reconocerme como un eslabón más de una cadena de recuerdos y cosas guardadas en una caja, un baúl o el centro de la tierra que quieren abrir ventanas e irse.

2 comentarios:

  1. las ventanas fueron abiertas...y el círculo giró perfecto

    hoy
    sólo soy
    un
    r
    e
    c
    u
    e
    r
    d
    o*



    mil besos*

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  2. "he hecho girar a mi última profundidad para que mire hacia la luz", me dijo un sabio de la montaña que nació hace 166 años y unos días.

    por qué me gustarán tanto las cajas? por qué me gustará tanto acumular? y también abro la ventana seguido...

    ah, y me apasiona el efecto dominó.

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