sábado, 16 de octubre de 2010

Más de dos mundos

Estoy a punto de cumplir infinitos años. Tiempo.

Estoy a punto de existir en infinitos lugares. Espacio.

A la realidad del universo como una inmensa ausencia yo le sumo mi pequeña materialización, por un segundo, por un momento, me encuentro inmerso en los infinitos mundos, ahí sí pierdo mi corporeidad, ahí sí aparezco en el puzzle como una pequeña pieza más que se rompe, se moja y es inmediatamente reemplazada por otra, que crece de un árbol o es concebida por la luz.

En la realidad relativa del mundo me siento un poco más optimista, agudizo mi presencia central, estelar. Soy la parte principal del mundo al que pertenezco, cosa curiosa, teniendo en cuneta que prescindo de verme constantemente. A esta concepción de que el mundo se reduce a la habitación en la que estas, yo le pongo pocas fichas, pero no mucho menos que a la primera.

Quiero sentir un promedio entre las dos posibilidades del mundo. Quizás se me ocurre uno (que ya se le ocurrió a otros antes) que es el de ser completamente sustituible salvo para alguna/s persona/s. En el me relajo y duermo tranquilo. Sobre su regazo, o abrazados en la cima del mundo, justo frente al mar.

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